Jueves 26 de Noviembre del 2009, actualizado 3:15 AM
SONAJERO
Ni una muerta más
Grisbel Medina R. - 11/26/2009
Mientras no ronda cerca, la violencia intrafamiliar es un episodio que ni siquiera inspira charlas en el concurrido colmadón o debajo del secador en el salón de belleza, por citar lugares que difícilmente quiebren en el país.
Es increíble como en nidos donde se debaten tantos temas, nunca asome la gravedad de un problema de salud pública que borra del mapa, por ser mujeres, a tantas mujeres anualmente.
La invisibilidad de la violencia es un síntoma grave en el país que prefiere batir y esconder a Sobeida, amarrarse al FMI, caravanear y reservarse candidaturas que hablar francamente de la violencia basada en género, de aquella sangre que salpica los tuétanos de la sociedad.
En Pedernales conocí una víctima de la violencia intrafamiliar.
Con dolor contó que un agente de policía le mató la hija aplicada de la UASD.
Donde comienza la Patria, en la provincia que Carlos Julio Féliz sueña representar, el hombre revuelca su agonía frente al retrato de la hija que salió a buscar futuro a la capital.
El policía, creyendo que era de su propiedad, sin lamento se atribuyó el fin de su vida. Lo mismo ocurrió a principios de año. La ex - pareja de la periodista Helen Pujols le mutiló la sonrisa en su propia casa. Con el cuento de que fue a felicitarla por el 2009, Junior Domínguez, con el arma del capitán Fausto E. Encarnación, la mató antes de servir el arrocito del mediodía.
En San Francisco de Macorís ha mermado el reino de los policías bautizados como “Los Cirujanos” que tantos lisiados legaron a mi pueblo.
Ahora circulan asesinos que primero golpean y luego ahorcan a sus víctimas, preferiblemente mujeres. No hace un mes, la joven Lohara Tavares Rosario, estudiante de arquitectura de la UCNE, fue ahorcada luego de ser golpeada salvajemente y tirado su cuerpo (atado de pies y manos) en la carretera Las Cejas.
El combativo pueblo de Macorís clama justicia por este crimen y también por el cometido hace un año contra la joven Jissett Zorannly Batista Abreu, de veinte años y estrangulada igual que Lohara. Ambas en noviembre. Hasta la fecha el ministerio público no se ha pronunciado y la Ciudad del Jaya espera. Mientras tanto, el Curne, la UCNE, organizaciones estudiantiles, el Codia y la gente que se respeta de Macorís reclama justicia.
Ayer, en Santiago, ocurrió la Marcha del Silencio en honor a las mujeres cuyas vidas ha truncado el abusivo machismo, alimentado del “mía o de nadie”.
Caminamos para hacer visibles las luchas de mujeres lastimadas constantemente y que solo cuentan (en labia política) para seducir y sumar votos en elecciones.
Caminamos porque la niñez, la adolescencia y la familia dominicana en sentido general no sume una muerta más.
SONAJERO
Ni una muerta más
Grisbel Medina R. - 11/26/2009
Mientras no ronda cerca, la violencia intrafamiliar es un episodio que ni siquiera inspira charlas en el concurrido colmadón o debajo del secador en el salón de belleza, por citar lugares que difícilmente quiebren en el país.
Es increíble como en nidos donde se debaten tantos temas, nunca asome la gravedad de un problema de salud pública que borra del mapa, por ser mujeres, a tantas mujeres anualmente.
La invisibilidad de la violencia es un síntoma grave en el país que prefiere batir y esconder a Sobeida, amarrarse al FMI, caravanear y reservarse candidaturas que hablar francamente de la violencia basada en género, de aquella sangre que salpica los tuétanos de la sociedad.
En Pedernales conocí una víctima de la violencia intrafamiliar.
Con dolor contó que un agente de policía le mató la hija aplicada de la UASD.
Donde comienza la Patria, en la provincia que Carlos Julio Féliz sueña representar, el hombre revuelca su agonía frente al retrato de la hija que salió a buscar futuro a la capital.
El policía, creyendo que era de su propiedad, sin lamento se atribuyó el fin de su vida. Lo mismo ocurrió a principios de año. La ex - pareja de la periodista Helen Pujols le mutiló la sonrisa en su propia casa. Con el cuento de que fue a felicitarla por el 2009, Junior Domínguez, con el arma del capitán Fausto E. Encarnación, la mató antes de servir el arrocito del mediodía.
En San Francisco de Macorís ha mermado el reino de los policías bautizados como “Los Cirujanos” que tantos lisiados legaron a mi pueblo.
Ahora circulan asesinos que primero golpean y luego ahorcan a sus víctimas, preferiblemente mujeres. No hace un mes, la joven Lohara Tavares Rosario, estudiante de arquitectura de la UCNE, fue ahorcada luego de ser golpeada salvajemente y tirado su cuerpo (atado de pies y manos) en la carretera Las Cejas.
El combativo pueblo de Macorís clama justicia por este crimen y también por el cometido hace un año contra la joven Jissett Zorannly Batista Abreu, de veinte años y estrangulada igual que Lohara. Ambas en noviembre. Hasta la fecha el ministerio público no se ha pronunciado y la Ciudad del Jaya espera. Mientras tanto, el Curne, la UCNE, organizaciones estudiantiles, el Codia y la gente que se respeta de Macorís reclama justicia.
Ayer, en Santiago, ocurrió la Marcha del Silencio en honor a las mujeres cuyas vidas ha truncado el abusivo machismo, alimentado del “mía o de nadie”.
Caminamos para hacer visibles las luchas de mujeres lastimadas constantemente y que solo cuentan (en labia política) para seducir y sumar votos en elecciones.
Caminamos porque la niñez, la adolescencia y la familia dominicana en sentido general no sume una muerta más.